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    Títeres en la escena avileña

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    Títeres en la escena avileñaSaltando los contratiempos de las interrupciones eléctricas y la ausencia de una sala teatral, la fiesta titiritera va cumpliendo sus promesas

    Llegaron los títeres a la escena y se hizo la magia en la segunda jornada de Títeres al Centro, evento que sigue marcando el paso en el arte de la manipulación de muñecos en el país y que cada año vuelve a Ciego de Ávila con el mismo empuje y vitalidad.

    Ahora no ha sido la excepción y la presentación de la obra Raulín y las flores, del Guiñol de Remedios, recordó al público y a los artistas cómo se teje el disfrute, a pesar de cualquier contratiempo y de un escenario improvisado entre alfombras y cortinas.

    La pieza, con texto original de Fidel Galbán Ramírez y dirección general de Jorge Luis Rojas García, ha estado en el repertorio de la agrupación por casi 40 años, destacando por el ingenioso uso de la música en vivo y por el diseño, tanto del retablo en forma de carrito como de los títeres.

    Las travesuras de un niño, el llamado al cuidado de plantas y animales, la formación de valores, los actores bailando y cantando, y el colorido de los vestuarios fueron un “mejunje” perfecto para el aprendizaje, mientras el argumento de la obra se distendía. Más de una vez los actores convocaron a los muchachos a cantar y aplaudir y congeniaron con absoluta naturalidad durante los 30 minutos, aproximadamente, que duró el espectáculo.

    Probablemente, sea esta edición de Títeres al Centro la más aciaga de los últimos años, con una sala Abdala cerrada y las intermitencias del servicio eléctrico que, en apenas dos días, ya ha obligado a reprogramar unas cuantas veces las actividades.

    Por eso, a la presentación del Guiñol de Remedios le faltó una mejor escucha por parte del público y, en consecuencia, también hubo momentos de desatención, pues la acústica de la Casa de Cultura José Inda Hernández jugó una mala pasada, y ya sabemos que el teatro de muñecos es a viva voz.

    Atesorar la memoria histórica de Polichinela es un logro del que deberíamos enorgullecernos

    60 años entre la magia de los títeres y los retablos fue una pausa en las propuestas titiriteras del día para adentrarnos en la historia atesorada por el guiñol Polichinela durante tres décadas de trabajo. Se trata de una investigación llevada a cabo por Leidy López Pérez de Corcho, estudiante de Historia del Arte, en la Universidad de Oriente, quien recopila los hitos de la agrupación desde que, en el año 1962, un grupo de jóvenes aficionados decidieron reunirse junto al pintor René Rodríguez con el objetivo de hacer teatro para niños.

    La fecha oficial de su fundación fue registrada el 27 de noviembre de 1962 y, hasta hoy, seguimos alegrándonos de su permanencia, de sus modos de hacer y del ejemplo que irradia.

    Para este sábado la programación cultural sigue con La noche más larga del títere, colofón por todo lo alto en el que varias compañías estarán simultáneamente presentándose en el bulevar avileño, a partir de las 8:00 de la noche.

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