Los caminos del 26 de julio en la capital avileña

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Por: Sayli Sosa Barceló para Invasor.

Escuela de La Aguadita recién remozada

Son caminos que van hilvanando pasado y presente, memoria histórica con la revolución de todos los días

“¿Cuántos bloques se perdieron aquí?”, preguntó medio en broma medio en serio el Primer Secretario del Partido en Ciego de Ávila, Liván Izquierdo Alonso, cuando llegó a La Aguadita. Irma Almeida Medina, la delegada, saltó como un resorte y dijo convencida “¡ninguno!”.

La representante de los 300 electores de la circunscripción 50, que comprende el caserío de La Aguadita y el de San Agustín, se había pintado el pelo después de mucho tiempo, por eso no se le veían las canas que el tiempo y la lucha diaria con los problemas le han heredado. Eran 23 los planteamientos que, proceso tras proceso, ponían a la bodega, el consultorio y la escuelita en el medio de los dimes y diretes de la comunidad.

Su intrincada geografía le había jugado en contra al caserío de campesinos, casi todos asociados a la CSS Pedro Martínez Brito, y las únicas tres entidades estatales allí enclavadas morían la muerte del olvido. Hasta que La Aguadita entró al mapa de las comunidades vulnerables y todo empezó a cambiar.

Con presupuestos de las direcciones municipales de Salud y Comercio, y del gobierno de la ciudad cabecera, la mediana empresa privada Media Luna transformó aquel paraje en menos de un cambio de luna. Ahora están irreconocibles, “esto es lo más grande”, diría Irma emocionada y sin poder ensartar las palabras.

“Mire qué belleza. Pase, pase por aquí”, guiaba al Primer Secretario Izquierdo Alonso y a Tomás Alexis Martín Venegas, el Gobernador. Bodega y consultorio comparten inmueble, pero todo está debidamente delimitado y remozado. Es más, ahora hay cosas que antes no había. “Los ventiladores, las luminarias, una cama para que duerma el médico o la enfermera”.

Los cálculos totales estaban en ese minuto terminándose, pero Néstor Eduardo Proveyer, uno de los titulares de Media Luna, estimó la inversión en CL (divisa convertible) en unos 4000 pesos. ¡Claro que Irma y sus vecinos tienen que estar contentísimos!

A unos pasos de la bodega, la escuela primaria multígrado Pedro Lantigua fue el inicio de todo. Allí antes ya la mediana empresa había mejorado las condiciones de las aulas que acogen a los 18 alumnos de la comunidad.

Comprobar es mejor que suponer

El aporte de las empresas estatales del territorio también fue comprobado por las máximas autoridades de la provincia. En el mismo recorrido que empezó por La Aguadita, en la cabecera provincial, se incluyó los laboratorios de la Escuela Pedagógica Raúl Corrales Fornos.

Cinco años después de que se anunciara el proyecto de construir nuevos laboratorios para la formación de futuros maestros especializados en materias como la Química, la Biología, la Física o Educación Laboral, fue el colectivo de la Empresa Provincial de Abastecimientos y Servicios a la Educación (EPASE) el que concretó tan grande anhelo.

De cara a la revolución que ha significado este 26 de julio para Ciego de Ávila, la tropa de Osmany Costa ha dejado su impronta en tantísimas obras y, en esta precisamente, todavía más, por el impacto que se adivina. No es lo mismo imaginarse una reacción química que verla; no es lo mismo comprobar que suponer.

En la continuación del presente curso escolar los estudiantes de la Raúl Corrales dispondrán de cuatro laboratorios completamente nuevos

Laboratorio de la escuela Escuela Pedagógica Raúl Corrales FornosAsí, más o menos, lo dijo emocionada Elizabeth Véliz Candell, la directora de la escuela, cuando cortó junto a Liván Izquierdo la cinta que dejó inaugurados los cuatro laboratorios.

Y allá fueron a sentarse, como estudiantes, de frente a la pizarra, comprobando in situ el confort del mobiliario escolar, la iluminación de las aulas, la ventilación. “Ahora hay que cuidar lo construido”, convocó Izquierdo Alonso, quien dejó un saludo para el claustro y los estudiantes, actualmente de vacaciones.

La casita del Pájaro Loco

A los 23 años Pedro Martínez Brito era un muchacho hermoso, al que sus amigos querían con devoción y jocosamente llamaban Pájaro Loco. Había que estarlo, un poco, para encarar con esa mocedad al sátrapa de Ventura Novo, en la convulsa Habana que parió un asalto al Palacio Presidencial y la toma de Radio Reloj, en la fastuosa CMQ. Allí, junto a Manzanita, su amigo de juventud y batalla, estaba Pedro Martínez Brito.

Fue el sexto llanto que se oyó en la humilde casita de paredes de madera, en el antiguo barrio del Sur de Ciego de Ávila, allá por 1935. Apenas 19 años después, recordaría el también joven entonces Carlos La Falce, compañero en el Instituto de Segunda Enseñanza y amigo, Pedro Martínez Brito, el Moro Assef y otros más, quemaron un árbol de navidad en el parque Martí, acaso el símbolo de una rebeldía que proponía reducir a cenizas a la tiranía.

A esa casita fue a verlo a finales de 1955 el mismísimo José Antonio Echeverría, después de una golpiza de la policía que lo obligó a estar en cama. El Pájaro Loco se había negado a barrer las calles que, momentos antes, habían sido objeto de una huelga de los trabajadores azucareros.

Como dijimos Pedro Martínez Brito tomaría Radio Reloj, tendría que marchar al exilio, volvería casi de incógnito a Cuba, asumiría la vicepresidencia de la FEU, integraría las filas del Directorio Revolucionario y caería abatido el 10 de julio de 1958, en el Vedado habanero.

La reparación capital de la casa natal de Pedro Martínez Brito estaba pendiente desde 2021, cuando se suponía quedaría lista en saludo al 26 de julio. Hubo que esperar un año.¿Por qué hacemos este recuento? Porque este 25 de julio la casa natal del mártir avileño reabrió sus puertas, “más linda que como era originalmente”, diría Carlos La Falce, testigo y guardián de la memoria.

Asistieron al acto de reinauguración las máximas autoridades de la provincia, funcionarios de la Dirección de Cultura y Patrimonio, amigos y conocidos de Pedro Martínez Brito y pueblo en general, encabezados por Liván Izquierdo Alonso, primer secretario del Partido

Una memoria histórica que, añadió el Historiador de la Ciudad, Ángel Cabrera Sánchez, tiene en esa modesta casa-museo un bastión inmejorable. La nueva museografía permite recorrer los vertiginosos y escasos 23 años de un joven todo coraje, todo amor por sus compañeros.

Ese caudal está ahora a disposición de los avileños de todas las edades, viejo anhelo que se hace realidad al amparo de otro 26 de Julio.

Lo que falta

El municipio Ciego de Ávila se propuso un amplio programa de trabajo en cuanto a las metas por el 26 de julio, que abarca una treintena de obras consideradas de “impacto”. Estas tres que detallamos son apenas la punta del iceberg.

En la propia mañana del 25 de julio las máximas autoridades políticas y administrativas de la provincia habían participado en la reapertura del teatro Abdala, sede de la compañía Polichinela.

Aunque las acciones constructivas allí no han terminado, en parte porque la actual coyuntura energética ha ralentizado los trabajos en el lunetario y el tabloncillo, artistas y dirigentes coincidieron en hacer un alto y honrar dos hechos importantes para la sala: el 25 de julio de 1980 Fidel inauguró el teatro, durante su visita a la provincia por haber sido seleccionada sede del acto central por la efeméride del Moncada; el 25 de julio de 2021 Polichinela y Abdala perdían a uno de sus corazones, Yosvani Abril.

Por eso ayer hubo fiesta de payasos y alegría de niños, que volverán en unos pocos días, ya para siempre. Ese es el compromiso que hizo Polichinela delante del pueblo avileño.