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    Orden en la cola… ¿pa´cuándo?

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    La venta de coches para bebé y pañales desechables volvió a poner sobre la mesa la urgencia de ordenar las ventas en un contexto de escasez.

    Publicación de venta de coche en revolico. Foto tomada de Facebook

    Mientras duren las carencias seguirán las colas. Cómo ordenarlas mejor para evitar el lucro y la reventa es la cuestión. Pareciera que las carencias de los últimos tiempos, que han obligado una y otra vez a buscar estrategias para repartir lo poco entre muchos, no han sido suficientes para aprender lecciones y cambiar los modos de hacer cada vez que amerite la pena.

    Probablemente, la distribución de productos de primera necesidad ─y de todos aquellos que generan colas, acaparamiento y desorden─ a través de los Comités de Defensa de la Revolución haya dejado a más de uno insatisfecho y demostrado sus falencias, cuando falta un delegado o un presidente en el barrio, no obstante, sí inclinó la balanza hacia una repartición más equitativa y, en varias ocasiones, Invasor llegó hasta las oficinas del Gobierno del municipio Ciego de Ávila para ilustrar cómo se daba ese “modus operandi”, a partir de milimétricas tablas en Excel y sábanas de papel.

    Pero, hace unas semanas, en el bulevar avileño ninguna experiencia acumulada fue acicate válido para que la venta de coches para bebés y de pañales desechables, por demás en moneda nacional, entraran en la rueda del orden. No solo hablamos de productos casi “extintos” de la red de comercio, sino que, por lógica, interesarían a un número menor de clientes y el control de su comercialización hubiese sido más fácil, de habérselo propuesto a tiempo las administraciones de las cadenas de tiendas involucradas.

    Sobre el terreno, Invasor comprobó que se dieron varias modalidades: un día en el que fueron adquiridos sin condición alguna, ya fuera un colero que marcó para varios, una madre o una abuela; y otro en el que intentaron ordenar el proceso y algunas madres llevaron a sus niños en brazos para hacerse de un coche o un módulo a casa. Concordemos en que esto último solo echó más sal a la herida de la cola.

    A simple vista, la posición más cómoda es la de las cadenas de tiendas, que podrían desentenderse del asunto y asumir que su función es solo vender. Sin embargo, llegados a este punto, pagan justos por pecadores, porque la sensibilidad en tiempos de escasez no es privativa de unos pocos.

    Faltó orden, comunicación efectiva y decisiones oportunas para garantizar que accedieran a estos productos quienes realmente los necesitaran, más cuando la oferta es esporádica y se queda por debajo de la demanda. Esta oportunidad no fue la excepción y muchos se quedaron con los brazos cruzados esperando el turno que nunca llegó.

    Basta una ojeada en Facebook para descubrir experiencias satisfactorias que nos ponen a pensar. Por ejemplo, el grupo Madres cubanas por un mundo mejor, con más de 136 000 miembros, opera como una suerte de red de avisos para informar a las mamás de la capital habanera qué productos se venden para niños y a dónde deben ir a comprarlos.

    Además, se evidencia que para adquirirlos el interesado debe presentarse allá con la tarjeta del menor, la libreta de abastecimiento y su carné de identidad para comprobar su vínculo familiar con el niño o niña, con lo cual se despejan de la ecuación los tumultos y las frustraciones y, en gran medida, a quienes quieran lucrar con este tipo de artículos. Si funciona en La Habana ¿por qué no intentarlo aquí?

    Ahora hablamos de coches y pañales desechables, aunque usted podrá pensar, también, en toallitas húmedas y palanganas y orinales plásticos, que llegan a la red informal con precios exorbitantes antes que a las manos de los verdaderos necesitados y a los estantes de los establecimientos donde, se supone, debieran estar.

    El problema tiene raíces largas y enrevesadas y solo tuvieron que pasar unas horas después de la venta para volver a confirmarlo. Los coches y los culeros se “trasvasaron” en un santiamén a todas las páginas en línea de compraventa y hasta en las esquinas más concurridas de la ciudad, por dos o tres veces el precio original. ¡Que los pague quien pueda! es una moraleja agridulce para los tiempos que corren.

    Últimos comentarios publicados

    • 1 año atrás
      Buenas noches. Le escribo por la situación que existe en la CADECA de aquí de Ciego de Ávila y los ...

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    • 1 año atrás
      Este tipo de cuenta se creó con el objetivo de sufragar gastos de vacaciones de las personas naturales.

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    • 1 año atrás
      ¿Qué ventaja ofrece este tipo de cuenta diferente a la que ya existía hace mucho tiempo de depósito a ...

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