El sonido de un concierto

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Guerrilla cultural ofreció concierto en la Escuela Elemental de Arte. Foto: Michel GuerraLa guerrilla cultural que llegará a varios puntos de la provincia de Ciego de Ávila, animó la tarde de este jueves en la Escuela Elemental de Arte Ñola Sahig Sainz. Al catálogo local se sumaron el cantautor Raúl Torres y el grupo D´Cuba.

Acompañaron a Raúl Torres el trovador Héctor Luis de Posada, las chicas de Motivos Personales y el líder de la banda D’Cuba.

Un crescendo musical, sin director de orquesta ni batuta en mano, fue la Escuela Elemental de Arte Ñola Sahig Sainz.

Silencio casi absoluto para el arpegio de una guitarra que Héctor Luis de Posada, como tantas veces, hizo acompañar de su voz trovadoresca. Un Me recuerda a ti rompería la escena que, curiosamente, estaría “sin voz”, como mismo quedaría Héctor Luis cuando la compusiera y tuviera que cantarla con la mente porque sus cuerdas, las vocales, se resistían a acompañarlo.

Pero ahora lo acompañaba una escuela entera, en silencio, para poder escucharlo sin el despliegue de amplificadores que a media tarde eran imposibles. Una avería había impedido que la escuela tuviera corriente y ni así los músicos renunciaron a su concierto. Se quedaron a capela. Apenas con guitarras, claves, maracas, tambores, cajones… y una lección primera: “solo el silencio te permite escuchar la música”.

De esa manera el cantautor Raúl Torres calmaba a los futuros artistas que se arremolinaban por los pasillos queriendo una posición de privilegios, de oídas, que solo lograrían a plenitud para el segundo tema del trovador avileño.

Luego, entraría él, Raúl Torres, aunque “entraría” no es un verbo exacto para un escenario que siempre estuvo dispuesto sin bambalinas. Cuatro sillas en el pasillo central y allí Héctor Luis, Raúl Torres, la directora y voz líder de Motivos Personales y el director de D´Cuba —una novel agrupación habanera que también se había sumado a la guerrilla cultural avileña—, descargaron como si hubieran sido un cuarteto, fusionado para la ocasión.

El autor de Candil de Nieve no necesitó, sin embargo, entonar su conocido tema porque fue otro, Cabalgando con Fidel, el que lo reveló ante los más pequeños que a esa hora tararearon sus versos, de principio a fin.

Entonces ya el silencio se volvió coro imposible de aplacar; encendido en extremo cuando Motivos Personales le puso claves y cajón a sus melodiosas voces.

Luego, D'Cuba sorprendió con su balada y su pop. La fuerza en la guitarra de su director le arrancó ovaciones a un público muy joven, pero cultivado en el arte. Sabía qué aplaudir.

Tanto, que el repentismo de Rainer Nodal y Michel Ruiz Espinosa, quienes dieran lecciones de octosílabos, terminó en ovaciones que desembocaran los pequeños con sus pies forzados.

El cierre fue, literalmente, por todo lo alto. Repique de los tambores de Rumbávila, que se ha atrevido en su segundo disco a ponerle rumba hasta a la trova de Silvio Rodríguez. La tranquilidad que inspiraba el Y nada más del maestro, se ha convertido en una sabrosa versión que la guerrilla cultural avileña detonó en la Ñola Sahig.

¿Cómo era? ¿Que debían estar en silencio?

A los artistas invitados la cosa se les fue de las manos… y “de los pies”. Al filo de las cuatro de la tarde la Escuela Elemental terminó siendo lo que siempre había sido: arte.

Al ritmo de Rumbávila se cerró el encuentro. Foto: Michel Guerra

Foto de artistas y estudiantes en la Escuela Elemental de Arte. Foto: Michel Guerra

Por Katia Siberia para Invasor